Santificación: Aprender a caminar con Dios
- Samuel Valverde
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura

"Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro."— Romanos 6:11
No se trata solo de ser salvo… sino de aprender a caminar
La salvación fue un milagro. Un regalo inmerecido, completo y eterno. Pero después de ser salvos, Dios nos llama a aprender a caminar con Él.
Ahí comienza la santificación.
Si la salvación es el rescate, la santificación es el entrenamiento del alma. No para obtener algo, sino para aprender a vivir conforme a lo que ya somos en Cristo. Es la escuela del Espíritu, donde el creyente aprende a agradar a Dios, a resistir el pecado, a crecer en santidad.
¿Qué es exactamente la santificación?
Es el proceso por el cual el creyente es separado del pecado y consagrado a Dios. No es instantánea como la salvación, sino progresiva. Es diaria, a veces dolorosa, pero absolutamente gloriosa.
Romanos 6 nos da las claves:
Hemos muerto al pecado (v.2)
Hemos sido sepultados con Cristo (v.4)
Hemos sido plantados con Él (v.5)
Nuestro viejo hombre fue crucificado (v.6)
Ahora debemos vivir en novedad de vida (v.4)
La santificación no es algo que hacemos por esfuerzo propio. Es el fruto de una nueva naturaleza operando por el Espíritu.
Cinco verdades fundamentales sobre la santificación
1. El pecado ya no tiene autoridad sobre ti
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros...” (Romanos 6:14)
No significa que no pecamos más, sino que ya no somos esclavos. El pecado perdió su trono. Ahora somos libres para presentar nuestros cuerpos como instrumentos de justicia.
2. La gracia no es licencia, es poder
“¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera…” (v.1)
Muchos abusan de la gracia. Pero la verdadera gracia no tolera el pecado, lo derrota. No da permiso, da poder. La santificación es la evidencia de que la gracia está activa.
3. Debes aprender a resistir, corregir y ser quebrantado
Santificación no es perfección. Es formación espiritual. Es aprender a orar, a ayunar, a estudiar… pero también a recibir corrección, a pasar por procesos y a no rendirse cuando viene el quebranto.
“Aprende a recibir corrección… experimenta procesos, quebrantamiento, sufrimientos…”
4. Tienes un papel activo en tu crecimiento
“Presentad vuestros miembros como instrumentos de justicia.” (v.13)
Dios hace la obra, pero tú debes presentarte cada día. Apartarte del pecado. Cortar hábitos. Buscar formación. Servir. Discipular. Decidirte.
La santificación ocurre cuando cooperas con el Espíritu.
5. Tu fruto es la santidad, tu fin es la vida eterna
“Tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (v.22)
No estás caminando hacia un destino incierto. Estás en la vía segura de Dios. Él te llamó no solo para salvarte del infierno, sino para hacerte como Cristo.
Santificación es… Cristo formándose en ti
Más que portarse bien, más que seguir reglas, más que dejar vicios… santificación es que el carácter de Cristo se forme en ti. Que aprendas a perdonar como Él, a hablar como Él, a amar como Él.
Y cuando fallas, no vuelves atrás. Te levantas. Porque este proceso no depende de tus emociones, sino de la obra del Espíritu.
Conclusión: No basta con haber sido salvo. Hay que aprender a agradar a Dios
Ya no eres esclavo del pecado. Ya no estás bajo condenación.Pero ahora… ¿estás dispuesto a caminar con Dios?
A resistir cuando la carne grite.
A obedecer cuando no entiendas.
A servir cuando nadie aplauda.
A ser moldeado, corregido, disciplinado.
“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará…”— Filipenses 1:6
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